sábado, 4 de febrero de 2012

Los escritores sicilianos


Tal vez no exista una isla más literaria que Sicilia, tierra que dio auténticos genios como Verga, De Roberto y Pirandello. Más cerca en el tiempo tenemos a Lampedusa, Brancati, Sciascia, Bufaldino, Consolo, Camilleri.
Los escritores sicilianos representan “etapas” estimulantes de un viaje por Sicilia. Hablan de la isla, de sus lugares especiales y de las sensaciones personales.

Andrea Camilleri: la isla imaginaria
La Sicilia de Camilleri es una tierra imaginaria: Vigata, el pueblo en donde tienen lugar gran parte de las investigaciones del comisario Montalbano y la capital de la provincia, Montelusa, son nombres de fantasía. Pero no es una fantasía abstracta, pues contiene los sabores y humores de una Sicilia concreta.
Camilleri ha confesado que Vigata representa Porto Empedocle, su ciudad natal; mientras Montelusa, nombre “robado” a Luigi Pirandello, es Agrigento.


Estatua de Sciascia, en Racalmuto
Leonardo Sciascia: una tierra difícil de entender
Según Sciascia “contradictoria y extrema” es la naturaleza de los sicilianos; “una tierra difícil de gobernar, porque es difícil de entender”, es su visión de Sicilia.
Sus novelas son amargas apologías de la corrupción del poder; su narrativa lo ha llevado, a veces, a enfrentar la cuestión de la mafia.
El centro de su mundo será siempre Racalmuto, su pueblo natal en la provincia de Agrigento. Filtrada por la nostalgia y el recuerdo, la Sicilia de Sciascia es tierra áspera y de “zolfare” (su padre había sido empleado en una mina de azufre) y Racalmuto encarna la Sicilia del silencio, en donde “se ama más callar que hablar”.


Gesualdo Bufalino: el ardiente sol del  barroco
La Sicilia de Bufalino es natural, sacra, dividida entre la luz y el luto, hecha de verdes altiplanos delineados por los muros “a secco” (piedras superpuestas sin ningún material de unión) y punteados por los grandes “carrubos” (algarroba). Paisaje típico de la provincia de Ragusa, junto a las ciudades barrocas que lo coronan, ciudades que “no oprimen al hombre, sino que lo exaltan, haciéndolo protagonista”.


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