lunes, 23 de enero de 2012

La fiesta de Santa Ágata


Procesión de Santa Ágata
Todos los años, del 3 al 5 de febrero Catania dedica a Santa Ágata, patrona de la ciudad, una gran fiesta. La ciudad se paraliza y los cataneses se vuelcan a las calles, noche y día, dando vida a la fiesta religiosa más importante de la ciudad, en donde se mezclan cultura y religión. 
Un féretro de plata “a vara”, con un busto que contiene las reliquias de la Santa, es incansablemente seguido en procesión por centenares de ciudadanos “devotos”, vestidos con el tradicional “sacco” (túnica blanca, cofia negra, pañuelo y guantes blancos) agrupados en dos cordones humanos. La “vara” es seguida por once “candelore”, altas columnas de madera que representan las corporaciones de las artes y oficios de la ciudad.

La historia de Santa Ágata
Ágata nace en una familia noble catanesa de religión cristiana, en el año 230. En aquel momento Catania era dominada por los romanos que perseguían bárbaramente a quienes profesaran el cristianismo, motivo por el cual la familia de Ágata vivía su fe en silencio. No obstante las dificultades, Ágata decide consagrarse a Dios. Quirino, procónsul de la ciudad, le ordenó renegar de su fe, lo cual ella no aceptó; fue sometida a torturas físicas, hasta morir en la cárcel el día 5 de febrero del año 251.

El 5 de febrero, el día de Santa Ágata, se celebra la misa pontificia, a la que asisten los obispos de toda Sicilia. El féretro, que el primer día se cubrió de claveles rojos que simbolizan el martirio, ahora se cubre de claveles blancos, símbolo de pureza. Después de la misa, comienza “il giro” de la ciudad que culmina al día siguiente con fuegos artificiales sobre el mar.
Tres días de culto, de devoción, de folclore y de tradición que, dicen, solo se pueden comparar a la Semana Santa de Sevilla, España y a la fiesta del Corpus Domini en Cuzco, Perú.

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