domingo, 30 de octubre de 2016

Milazzo: la perla del Tirreno


Milazzo, con una población de 35.000 habitantes, está situada en la costa Norte de Sicilia (provincia de Messina), en la base de una larga y delgada península que le otorga particulares características físicas.
 
Ciudad antiquísima, cuyos primeros pobladores datan de 4000 años a.C., fue colonizada por los griegos, que le dieron el nombre de Mylai, que luego los árabes cambiaron por Milas. Conquistada por los normandos, fue fortificada y construyeron el castillo de Federico II (siglo XII), conservado en la actualidad. 
El castillo y la zona fortificada constituyen parte de la vieja ciudad que desde lo alto domina los barrios medievales y desde donde se pueden ver las islas Eolias.
A fines del siglo XII Milazzo perdió su antiguo rol de centro político y administrativo, desarrollándose una ciudad nueva, situada en la zona baja, más próxima al mar.

Costanera de Milazzo
Caminando por su amplia y larga costanera, a la sombra de las palmeras, se llega al puerto de donde parten los aliscafos y buques hacia las islas Eólicas o Eolias.
Milazzo es una ciudad que ha sufrido en el pasado una política de desarrollo basada solo en la industrialización, con consecuencias nefastas para el  medio ambiente. La antigua refinería  (hoy funciona solo como depósito) de la península ha contaminado el mar y ha hecho desaparecer parte de sus extensas playas.

Las reservas naturales, el patrimonio artístico histórico, la proximidad a las islas Eólicas y una intensa actividad portuaria han impulsado una innata vocación turística.
La economía de la ciudad, hoy se caracteriza por una actividad productiva ligada al ambiente, que en estos últimos años ha tenido un gran crecimiento: el agroturismo, los viveros y la agricultura en general.

Fotografía: www.ht-arena.com/milazzo/ 

domingo, 23 de octubre de 2016

Forza d’Agrò: un balcón sobre el mar Jónico

Panorámica desde Forza d'Agrò
Ubicada sobre un pico de los montes Peloritanos, ofrece un panorama extraordinario y de sugestiva belleza. El encanto de Forza d’Agrò comienza con los 4 kilómetros de camino en ascenso, en el que detrás de cada una de las tantas curvas van apareciendo, sorpresivamente, magníficos ángulos naturales: mar, montaña; montaña, mar.

Los estudiosos dicen que sus orígenes son anteriores  a la época normanda, pero desde el punto de vista estrictamente histórico, data del 1117, año de construcción del castillo normando hecho edificar por el conde Ruggero.
Inmersa en la quietud y el verde, este pueblo conserva un extraordinario patrimonio histórico y artístico que la convierten en un museo al aire libre, una miniatura de otros tiempos. Conserva un aire medieval con sus casas, adosadas unas a otras entre estrechas y articuladas callejuelas, antiguas estructuras que no superan los dos pisos y conservan intacta la fisonomía del lugar.

En el corazón del pueblo se encuentra la catedral del ‘400, armoniosa y simple; más abajo la bellísima iglesia de la Triade, con su escenográfica Puerta Durazzesca, al lado del Convento de los Agostinos, hoy Municipio.
Paseando entre las antiguas casas y los pasajes del centro histórico, invade una sensación de que aquí el tiempo se ha detenido verdaderamente.