domingo, 22 de julio de 2012

Panarea, la más pequeña de las islas Eólicas


Panarea, con 3,4 kilómetros es, además, la más antigua de las islas Eólicas y cuenta con un archipiélago propio: Basiluzzo, Dattilo, Lisca Bianca, Bottaro, Lisca Nera, Panarelli y Formiche.
En esta minúscula porción de tierra se destaca una maciza colina, Punta del Corvo, que con 421 metros de altura regala un inigualable panorama.

Panarea es un célebre rincón del Mediterráneo que acoge en cada verano huéspedes exclusivos con sus yates que anclan en las aguas con todas las tonalidades de azul y un río de gente que llena la diminuta pero encantadora playa. Esto sucede en agosto.
El resto del año la isla no es así de mundana; al contrario, es un lugar “de la mente”. No existen los autos: por sus estrechas callejuelas solo pasan taxis eléctricos y motos. La electricidad es un lujo reciente. Cuando aparecen las luces en las ventanas y las pequeñas lámparas en los balcones hay que fiarse de ellas, las únicas guías, porque las calles  no tienen iluminación.
Existen solo tres centros poblados unidos por serpenteantes senderos de piedra en donde asoman los pocos negocios del lugar. Ditella, al norte, es un puñado de casas en medio de buganvillas, rosas, higos de la India y alcaparras; San Pietro, en donde se encuentra el puerto y los pescadores alquilan las embarcaciones para visitar las costas de la isla; y Drattuto, al sur, desde donde se llega a la graciosa cala de los Zimmari, única playa del lugar.

Los habitantes de Panarea
La población estable ronda las 300 personas; amables, cordiales y abiertas. Conviene dirigirse a ellas para encontrar una alternativa de hotel: se alquilan hermosas casas y quintas de típico estilo eólico.
Hay hoteles, como el Raya, cuyos dueños llegaron a Panarea en 1959, convirtiendo su casa en un lugar de encuentro de intelectuales y artistas de los años ’60. Hoy existen el Raya Alto con departamentos escalonados sobre la colina; el Raya Bajo, más pequeño y con una boutique en donde se pueden encontrar artesanías como batik pintado a mano y variadas antigüedades; y el Raya Peppe María, en donde hay una discoteca que abre a fines de julio, con una gran terraza desde donde se ven Dattilo, Basiluzzo y Stromboli.
En la zona del puerto hay otra terraza de estilo árabe que pertenece al bar del hotel Lisca Bianca. Más arriba está la romántica trattoría Da Adelina, con pocas mesas en la calle difusamente iluminada.

Cómo llegar a Panarea
A Panarea se puede llegar con traghetti y alíscafos. La isla también cuenta con un servicio de helicópteros de la Air Panarea, que con anticipada reserva, comunica aeropuertos del Sur de Italia con las islas Eólicas.

martes, 17 de julio de 2012

Cocina y gastronomía siciliana: productos típicos de Sicilia


Almendros en flor
En tiempos remotos de la isla, por su gran dimensión, por la falta de comunicaciones y por la diferencia de clases sociales, la diversidad culinaria era una realidad difundida. Por esto, cada zona se caracteriza por su especialidad, ligada a la posición geográfica, al tráfico comercial y a las dominaciones extranjeras, las que tuvieron un rol determinante.




Los griegos introdujeron el vino, los fenicios importaron el olivo, con los bizantinos y los árabes llegaron las especias y, con estos últimos, también el cultivo de la naranja, el arroz y el pistacho. Demostraron cómo la nieve podía convertirse en un helado delicioso, lo que más tarde sería la tradicional granita, que no es la misma en ninguna localidad de la isla. Hasta el 1500 ni tomates, ni papas, ni berenjenas, ni fico d’India podían encontrarse.

Pistachos
Además de la diversidad culinaria que existe en la isla, hay aún diferencias entre una comida pobre y una comida rica. En las zonas agrícolas continúa a ser la simplicidad el verdadero ingrediente de minestrones con legumbres, los platos a base de hortalizas y verduras, las aceitunas en salmuera, los tomates desecados con los cuales se realiza una excelente confitura. La carne se consumía poco, era reservada para las fiestas. Los dulces de las mesas rurales eran hechos con ingredientes que siguen creciendo hoy, como el pistacho de Bronte y las almendras de Avola que siempre han sido base de la refinada pastelería siciliana: la fruta martorana, los cannoli, la cassata.
arancini

En las grandes ciudades, aunque se puede disfrutar de cualquier tipo de comida, se mantienen las tradiciones populares como los arancini, la caponata, el falsomagro (un rollo de carne relleno con huevo, queso y jamón, le sarde a beccafico (con pinoli, limón, pasas de uva y pan rallado) y los célebres platos de pastas.
Los platos de pescado se comen en todas las versiones: crudo, frito, asado, con pasta.

Productos tradicionales de Sicilia
A nivel nacional, la isla se encuentra entre los primeros lugares en el mercado de productos típicos y tradicionales, con numerosas denominaciones DOC, DOP e IGT.
La producción vitivinícola cuenta con el Nero d’Avola, el Malvasia de Lípari, el Moscato de Pantelleria, el Marsala de la provincia de Trápani y los vinos del Etna.
El aceite de oliva extra virgen se produce a partir de particulares aceitunas como las Nocellara de Belice, las Nocellara etnea y la Tonda Iblea.

Fruta martorana
No son menos los quesos, cuya preparación fue una de las primeras en sostener la economía del campo, convirtiéndose en una especialidad de gustos especiales: el piacentinu de Enna (con pimienta y azafrán), el maiorchino de los montes Perloritani, la provola y la vastedda, el pecorino ragusano, el primosale, la tuma y la ricota fresca.

miércoles, 11 de julio de 2012

La isla Bella de Taormina


En 1876 el barón Wilhelm von Gloeden esperaba que el clima saludable de Sicilia curara su tuberculosis. Eligió Taormina, verdadero templo de belleza, a mitad de camino entre Catania y Messina. El barón era un apasionado de la fotografía e inmortalizó paisajes que hoy se venden en postales. Estas panorámicas fueron las que acrecentaron la fama del idílico tramo costero y de la que él bautizó “Isola Bella”.

La minúscula isla, hija de los montes Peloritanos, como se aprecia por su particular configuración rocosa unida a tierra firme por una delgada línea de arena.
En 1806 entra a formar parte del municipio de Taormina como donación hecha por el español Federico I de Borbón. Fue propiedad privada por casi dos siglos, hasta el 1990 cuando es comprada por la Región Siciliana.
La única construcción de la isla es una villa de fines del ‘800, centro de reuniones mundanas en los años ’50 y ’60.

Vegetación isleña
Coexiste vegetación típica mediterránea, como la euforbia y la alcaparra, con especies autóctonas, como el limón jónico y el “fiordaliso” de Taormina, además de plantas tropicales: strelizia y sangre de dragón.
El mar no solo es rico en fauna y flora marina, sino que también contiene restos de época griega y romana conservados en el Museo Arqueológico de Taormina.

Acceso a la isla Bella
Para llegar a la isla se toma un sendero en el centro de Taormina: descendiendo por la ladera del monte Tauro se llega a la ruta estatal desde la cual parte una escalinata que lleva a la isla.