miércoles, 27 de junio de 2012

Las playas de Catania


La "Plaia"
Desde Catania hacia el Sur se extienden 12 kilómetros de playas con doradas arenas. A lo largo de la avenida Kennedy, se alternan establecimientos balnearios con acceso pago (4 euros el día) con playas públicas gratuitas.
Los lidos privados cuentan con estacionamiento, baños, duchas, bares, canchas de voley y bochas. También se pueden alquilar sombrillas y reposeras. Están abiertos desde las 8:00 hasta las 20:00 horas. Cuando cae el sol, algunas de ellas, se transforman en discotecas al aire libre: se puede bailar con música e iluminación descalzos sobre la arena.

Los acantilados de la orilla del mar
Hay quienes aman las piedras y detestan la arena; para ellos, la zona Norte es la ideal. Después de la estación central, el color oro de la arena es reemplazado por el color negro de las rocas de piedra lávica que, erupción tras erupción, la lava llegó del Etna al mar. Este mismo panorama se extiende hasta Acireale, pasando por Acicastello, Acitrezza y Capomulini.
Hay lidos privados, pero también existen plataformas de madera, solarium, montadas solo en verano para delicia de los lugareños y turistas. Estos solarium son gratuitos y con muy buenos servicios: bares, baños, duchas y bañeros.

La playa volcánica de Catania
Todos los catanenses conocen San Giovanni Li Cuti, un pequeño puerto escondido en una bajada de la costanera que queda escondido a los ojos de los turistas.
La arena volcánica lo hace más pintoresco. Tiene mucho movimiento, tanto de día como de noche. Bares, heladerías y restaurantes se mezclan con antiguas villas y jardines.



Fotografías: maltasicily.com y spiaggedisicilia.com

martes, 19 de junio de 2012

El altiplano de Argimusco


El megalito con forma de águila
Misteriosos megalitos, de origen hasta ahora desconocido, se presentan en una sugestiva atmósfera en un llano entre los Montes Peloritani y los Nebrodi, en provincia de Messina.

El altiplano de Argimusco, del griego Argimoschion, altiplano de las grandes ramificaciones, surge a 1200 metros sobre el nivel del mar, cerca del pueblo medieval de Montalbano Elicona.

Caminando por el sendero que va tocando esos enormes bloques de calcáreo, se encuentran los símbolos de la fertilidad: el Menhir, masculino y femenino, entre los cuales se observa la salida del sol. Más adelante se encuentran el Mamut y el Rostro, piedra de expresivo perfil humano. Más lejos, hacia el Norte, se divisa el Águila, cuyo pico pareciera indicar la presencia de una necrópolis. En el centro del altiplano, están los dos megalitos más enigmáticos: la diosa Orante, un perfil de mujer en posición de rezo, tan perfecto que se hace difícil creer que sea solo obra de la naturaleza. Observando con atención se pueden ver las manos juntas, el largo velo, el rostro y la aureola. Alineada a la diosa, está la Gran Roca y en el espacio entre estas dos se puede ver la puesta del sol.

En el altiplano se encuentran también numerosos Mehir, testimonio de una antigua necrópolis; los Cubburi, monumentos funerarios de piedra transformados y utilizados por los pastores.
Todos estos inmóviles testimonios parecen hipotizar que este territorio, en posición estratégica, habría sido lugar sagrado en donde se desarrollaban rituales ligados al ciclo de las estrellas y de los solsticios.

lunes, 11 de junio de 2012

Historia de Sicilia (II)


El dominio árabe
En el 827, los árabes desembarcaron en Mazara del Vallo, provincia de Trapani. Erigieron la capital en Palermo y la ciudad se convirtió en centro artístico, científico y cultural.
Los árabes introdujeron en Sicilia el cultivo de los citrus, de la caña de azúcar, de los melones, del algodón, de los dátiles y del pistacho. Proyectaron y pusieron en práctica un importante sistema de irrigación.
Los musulmanes se mostraron como conquistadores tolerantes que permitieron a católicos y judíos profesar su religión.
Son muchas las localidades del interior de la isla que en su nombre contienen la palabra Kalt, que en árabe significa fortaleza: Caltanissetta, Caltagirone, Calatafimi.
Otros nombres provienen de Gebel (montaña): Gibilmanna, Gibellina, Mongibello (monte de los montes) como llamaban los árabes al volcán Etna.
Muchos apellidos derivados del árabe son comunes en Sicilia: Zappalà, Badalà, Fragalà.

La invasión normanda
El dominio árabe duró hasta el 1061, cuando los comandantes normandos Ruggero y Roberto d’Altavilla comenzaron con la conquista de la isla. En 1061 Ruggero conquistó Messina, en 1072 Palermo y en 1091, prácticamente toda la isla estaba en manos de los normandos. Ruggero es denominado Conde de Sicilia, dando a la población una sólida administración central y una rica cultura. En 1130, su hijo Ruggero II fue coronado rey de Sicilia y de Nápoles. Emprendió importantes obras edilicias; todavía hoy en Palermo, Monreal, Cefalú y Siracusa se pueden admirar las iglesias y los palacios normandos.
Los sucesores de los Ruggero no tuvieron la misma personalidad y en el 1197 Sicilia se encontró en poder de la casa de Suabia.

Los Suabia en Sicilia
El gran protagonista del Medioevo y verdadero sucesor de Ruggero II fue Federico, monarca culto, sabio y eficiente; construyó castillos, promovió las actividades culturales y estableció en Palermo su espléndida corte. También fue un buen poeta y suyos fueron los primeros intentos con la lengua italiana.
Sus varios roles, rey alemán, emperador romano y rey de Sicilia, lo llevaron a enfrentarse con el Vaticano. Cuando murió la corona pasó a su hijo ilegítimo, Manfredi, pero el papa nominó a Carlo d’Angiò, hermano del rey de Francia. Fue un rey violento que concluyó su reinado con el levantamiento de los isleños en la llamada revuelta de los Vespri sicilianos en 1282, quienes pidieron ayuda a Pedro de Aragón con el cual inician en Sicilia cuatro siglos de dominación española.

Fotografía: Wikipedia.it

jueves, 7 de junio de 2012

El castillo de Donnafugata, en Ragusa

Castillo de Donnafugata
El castillo de Donnafugata, construido en el ‘800 por el barón Corrado Arezzo, cuenta con 122 habitaciones y 2.500 m2. Alrededor, un parque de 12 hectáreas.

Aislado en medio de la campiña ragusana y restaurado recientemente, el castillo encierra todas las pasiones del barón Arezzo, político, poeta y coleccionista de arte.
El castillo se caracteriza por su insólita arquitectura, ecléctica, en cálida piedra rosa, con un gusto evidente del ‘800 por la mezcla de diversos estilos: desde el neogótico veneciano de las bíforas del piso superior al renacimiento tardío de las almenas y del torreón.

El interior del castillo
Cuadros y pinturas conservados en los salones cuentan la historia del lugar, mientras el mobiliario tiende a combinar estilos del pasado con modernas confecciones; en una mezcla de auténtico y falso, de comodidad y ostentación, con ambientes sobrecargados, artificiales y exóticos. Por ejemplo, en el Salón de los Espejos brilla el oro y las lacas claras de gusto neoclásico. En el Salón de los Fumadores prevalecen los muebles y objetos de estilo oriental.

Interior del castillo
El jardín de Donnafugata
Un parque con estatuas, elementos arquitectónicos y 1500 especies de plantas tiene el privilegio de ser uno de los pocos jardines históricos conservados en Sicilia. El jardín se divide en tres secciones: el jardín francés, alrededor del castillo; el jardín inglés; y el jardín siciliano con plantas de citrus. La calle del Atardecer, un laberinto con una pileta que reproduce la forma de Sicilia como reflejada en un espejo, un tanque y un gran lago. Hay áreas con ficus, bosques de pinos y docenas de fuentes.

El castillo de Donnafugata en el cine
El director de cine Luchino Visconti, atrapado por el encanto del castillo, ambientó algunas secuencias de Il Gattopardo, transfiriendo en el film los perfumes del lugar.
Los hermanos Taviani, ambientaron Kaos, película para la televisión, con algunos encuadres de la serie del comisario Montalbano.