lunes, 26 de marzo de 2012

Portopalo di Capo Passero: el extremo sur de Sicilia


El puerto de Portopalo
Cielo y mar; tierra y viento. Con 3500 habitantes, el pueblo más al sur de Sicilia es el típico “posto di mare”. En la calle principal, sobre la iglesia, hay una veleta con forma de pez espada que marca la dirección del viento. A partir de allí, bares y negocios con artículos de mar.
De día el faro de Cozzo Spadaro es anónimo, de noche se convierte en protagonista. Es sede de la estación meteorológica, punto de referencia para la aeronáutica militar y para la Organización Mundial de Meteorología.

Los pescadores
Portopalo, al límite entre Europa y África, vive gracias al pescado y al tomate. Todas las noches, a las 2 de la madrugada se repite la historia: llegan los barcos pesqueros. Veloces y armónicos, los pescadores trabajan en cadena: seleccionan, acomodan en cajones, cubren de hielo y un chorro de agua completa el “packaging”. Los cajones pasan de mano en mano para ser acomodados en los camiones refrigerados, prontos a partir para el mercado central de Catania.

Los tomates de Portopalo
En las sierras de Portopalo hace calor y brilla el sol; clima ideal para los tomates. Se cultivan distintas variedades: el “datterino”, pequeño y alargado; el “ciliegino”, de forma esférica; y el “costoluto”, un tomate de forma irregular, rojo-verdoso y sabroso, único en el mundo, que crece solo entre Portopalo y Pachino.

Palabras de los lugareños: “los frutos rojos y jugosos, crocantes cuando se muerden, embriagan con su perfume y el gusto dulce confirma el triunfo de los sentidos”.

sábado, 24 de marzo de 2012

La escultura de bronce el “Sátiro danzante”

Roma, Tokio, París y, finalmente, Mazara del Vallo. La escultura de bronce que “naufragó” en el siglo IV a.C. y fue rescatada de las aguas del Mediterráneo en 1998, ha dado la vuelta al mundo como embajadora de la cultura italiana.



El Sátiro danzante es una pieza de rara belleza que, según los arqueólogos, fue transportado por un barco de mercaderes del arte que naufragaron en el mar Mediterráneo, entre la isla de Pantelleria y Túnez, entre los siglo II y III. Algunas hipótesis sostienen que la estatua es del siglo IV a. C y que se identifica con el “sátiro periboetos” del célebre escultor Prassitele, citado por Plinio el viejo.

Cabellos al viento, cuerpo en movimiento, grandes ojos blancos, dos metros de altura y 108 kilos; el sátiro puede ser admirado hoy en la iglesia museo de San Egidio, enMazara del Vallo, provincia de Trapani.
Cuando fue recuperada, era una estatua cubierta de limo y fango, le faltaban los brazos y la pierna derecha. Un personaje masculino desnudo que está por dar un salto durante una danza y, según las hipótesis, el brazo izquierdo habría estado envuelto en piel de pantera, con una copa vacía en la mano.

Restauración del “Sátiro danzante”
Suposiciones sin certezas, el descubrimiento de esta escultura atrajo la atención del mundo científico y cultural. En Roma, en el Istituto di Restauro, se la puso en pie gracias a una estructura interna de acero formada por un asta vertical, conectada a una robusta base esférica.
En el museo de Mazara del Vallo, el sátiro ocupa un lugar preferencial, donde el visitante lo puede observar desde cualquier ángulo. Un proyecto piloto ha hecho posible que la escultura también pueda ser apreciada por los no videntes. El sátiro fue recreado en yeso y en escala reducida. El bronce fue escaneado con láser 3D, revelando las coordinadas x, y y z, para poder formar el modelo digital. A través de procesos de reverse engineerin (ingeniería inversa) y de rapid prototyping (prototipado rápido), del modelo digital se generó el modelo físico o prototipo.

Fotografía: Il sole 24 ore

lunes, 19 de marzo de 2012

Fiesta de San José


Con suculentos banquetes para ofrecer a los pobres, procesiones y hogueras, los sicilianos renuevan cada 19 de marzo la devoción por el humilde Santo.

Trabajador incansable, protector de los pobres y huérfanos, la figura de San José encarna los valores más auténticos y genuinos de la vida familiar y cotidiana. Debajo de su manto protector, los sicilianos se refugian desde hace siglos en una de las figuras más amadas de la tradición cristiana.

La devoción por San José
Con la devoción se renueva el mito de Deméter, diosa de la agricultura y los cultivos, que para festejar el regreso a la tierra de la hija Perséfone, cada año restituía a la naturaleza sus colores, donándole los frutos y las flores. Agradecidos por los dones recibidos, la gente de Sicilia celebra a la diosa, adornando majestuosos altares con panes y perfumadas hojas de laurel y mirto.
Hoy, los antiguos ritos paganos de propiciación de la abundancia se han transformado en ceremonias religiosas que celebran la prosperidad y las gracias recibidas.

Los altares de San José
En las plazas y en los hogares sicilianos, se ve la imagen de San José rodeado de comida, símbolo típico de la tradición cristiana. Los altares están adornados con panes, verdaderas esculturas de las más variadas formas, cuya preparación, por tradición, corresponde a las mujeres.
El pan es un alimento simple y humilde, pero fundamental, símbolo por excelencia de la economía agrícola, de la abundancia y la providencia, y por esto es asociado al Santo que representa la simpleza y la humildad.

domingo, 18 de marzo de 2012

Acicastello: el castillo de piedra lávica


Castillo de Acicastello
Acicastello es un floreciente centro pesquero sobre la costa iónica, a 6 kilómetros de Catania, con un continuo crecimiento turístico y famoso por su castillo sobre una roca basáltica.
El castillo, edificado enteramente en piedra lávica en el período normando (1076), se encuentra sobre un raro ejemplo de “pillows lava”, formación lávica típica de las efusiones marinas, con las características líneas de fractura como “rayos de bicicleta”, resto de las primitivas efusiones lávicas del Etna.
Los "faraglioni"
Fue dominio de Ruggero de Lauria, conquistado en 1297 por Federico de Aragón y desde siempre punto de referencia de la ciudad. Durante el período borbónico fue transformado en prisión. Hoy alberga el Museo Cívico con restos del territorio: minerales y fósiles.
A Acicastello, también pertenece Acitrezza, característico pueblo pesquero, en donde Giovanni Verga ambientó su novela “I Malavoglia”. En el mar de Acitrezza se encuentran los “faraglioni” o Islas de los Ciclope, rocas emergentes, que según la leyenda Polifemo lanzó contra Ulises después de quedar ciego.
En la isla más grande, Lachea, hoy propiedad de la Universidad de Catania, se encuentra una estación de estudios biológicos y de física del mar. Toda esta zona costera es Reserva protegida, por sus características naturales.

jueves, 15 de marzo de 2012

Las almendras: la materia prima de los dulces sicilianos


Fruta Martorana
Protagonista de la tradición gastronómica de Sicilia, la almendra es el fruto de una planta considerada sagrada por varios pueblos de la antigüedad. El almendro, en sus tres variedades cultivadas (romana, pizzuta d’Avola y fascionello) encuentra su máxima expresión en la provincia de Siracusa, en el territorio que comprende los municipios de Noto, Avola, Rosolini y Canicattì Bagni.

Las almendras de Noto se caracterizan por tener una cáscara dura y leñosa, en grado de proteger las sustancias grasas, manteniendo por largo tiempo el sabor intenso y aromático del fruto.
Los árboles de almendras se podan en septiembre y viven su período más delicado del año en el momento de la floración, que comienza ya en el mes de febrero, cuando diversas “sagras” festejan este coreográfico advenimiento.
Recogidas entre julio y agosto con métodos tradicionales (telas extendidas a los pies de los árboles y batiendo las ramas), las drupas son expuestas al sol para su secado y su posterior pelado, tostado; y trabajadas, según cada finalidad, para ser comercializadas.

Son numerosos los productos que se obtienen utilizando las almendras: turrones, granitas, leche de almendras, harina.
Un uso clásico de la pasta de almendras es para realizar la fruta Martorana: pasta modelada en diversas formas y colores. El nombre deriva de la iglesia-convento de la Martorana (o Santa María del Almirante), una joya palermitana de época normanda, cuyos sacerdotes, desde tiempos remotos, se especializaron en la producción de estos característicos dulces, emblema de toda Sicilia.

martes, 13 de marzo de 2012

Área arqueológica Morgantina, provincia de Enna


Teatro de Morgantina
Las excavaciones de Morgantina han dado luz a un pueblo antiquísimo, cuyos habitantes originales se supone que hayan sido los morgeti, un pueblo itálico que junto a los sículos o en períodos diferentes bajaron a la Italia meridional en tiempos protohistóricos, dando el nombre a la ciudad.
Este sitio fue descubierto en 1955 por un grupo de arqueólogos de la universidad de Princeton.
La ciudad sufrió la influencia griega en el siglo VI a.C. y alcanza su máximo esplendor en el período timoleonteo (del político griego Timoleonte, siglo III a.C.), para transformarse, en el período romano en una de las tantas ciudades decumanus (calles que corrían de Este a Oeste en las ciudades romanas), para desaparecer casi del todo en el año 30 a.C.

Los restos de Morgantina
Hoy se pueden visitar varios restos de la ciudad, como el Gymnasium, que fue concebido tanto como lugar de encuentro como lugar para realizar ejercicios físicos; el Bouleterion, sede del senado ciudadano; la Fuente pública, circundada por columnas dóricas; la Stoa, lugar donde se administraba la justicia y se realizaban las reuniones cuando por inclemencias del tiempo era imposible hacerlas en la plaza. En el Macellum, sede del mercado romano, se “intuyen” los puestos, en cuyo centro hay una gran mesa de piedra, sobre la cual se vendían los alimentos.

El ágora, con su escala trapezoidal es el lugar más impactante de Morgantina. Otras estructuras interesantes son el granero, edificio con diversos ambientes donde se almacenaba el grano; el horno, utilizado para el cocimiento de la cerámica para uso doméstico y de ladrillos para las construcciones edilicias. El teatro está muy bien conservado, presenta seis cuñas con escalones para poder presenciar los ritos que se llevaban a cabo en el Santuario, donde se veneraban las diosas protectoras de la ciudad: Demetra y Kore.

En la zona residencial se pueden visitar diversas casas, desde las más humildes hasta las más suntuosas, entre ellas, la “casa del capitel dórico”, famosa por la inscripción en mosaicos en la puerta de ingreso: EYEXEI (bienvenidos); la “casa Pappalardo”, nombre en honor a su descubridor; y la “casa de la cisterna en arco”, una de las más grandes y lujosas de Morgantina.

domingo, 11 de marzo de 2012

El castillo de Sperlinga


Interesante ciudad, Sperlinga, famosa por la originalidad de tener un castillo construido en las rocas, que hoy ha sido revalorado y ofrece un recorrido por la cultura y la vida de otros tiempos.
El castillo albergó el arsenal francés en la revolución de los “Vespri” sicilianos en el año 1282. En el ingreso del castillo se lee la frase en latín “quod siculis placuit sola Sperlinga negavit” (lo que querían los sicilianos, solo Sperlinga lo negó). Esta frase hace referencia al momento en que toda Sicilia se reveló ante el despotismo francés, mientras Sperlinga se mantuvo aliada.

El castillo por dentro
El castillo era una fortaleza invulnerable, al cual se accedía por un puente levadizo y un estrecho pasaje en la roca. Hoy, al castillo se accede mediante un angosto puente. Se pueden visitar varios ambientes, como la escudería, en donde aún están los postes para atar los caballos, junto a una magnífica bífora gótica y una apertura muy pequeña, que servía para una eventual huída. También se puede visitar la sala en donde se fundían los metales, en la cual hay una enorme chimenea cavada en la roca. Un poco más distante se encuentra la iglesia dedicada a San Lucas, con restos del antiguo pavimento y la sacristía.

Otra de las habitaciones, una verdadera gruta, presenta en sus paredes doce agujeros, que hacen pensar en la representación de un reloj o un lugar de culto.
A través de las varias aperturas, se observa un plano inclinado por donde se descendían el trigo hasta un molino. En los alrededores se aprecian los pozos para acumular el agua que se recogía a través de canaletas cavadas en la misma roca.
Desde lo más alto del castillo, se divisa un inmenso panorama de los valles y elevaciones circundantes, lo que explica la importancia del lugar como punto de observación.

sábado, 10 de marzo de 2012

Catania: paseo por la Via Etnea


Via Etnea
Recta, recta, muy recta y con casi 3 kilómetros de largo, la calle principal de Catania, la ViaEtnea, es un escenario abierto de edificios, iglesias y palacios, en su mayoría barrocos.
Después del desastroso terremoto de 1693, el duque de Camastra diseñó la ciudad partiendo de la calle Uzeda, más tarde Stesicorea, Stesicoro-Etna y finalmente su nombre actual: Etnea.
Desde su inicio, en la puerta Uzeda, hasta que termina, en la rotonda Gioeni, la Via Etnea mide 2.766 metros, con un desnivel de 90 metros, aparentemente no disuasivo, pero suficiente para fatigarse. Como dicen los cataneses “mejor hacerla en bajada”.

Desde plaza Cavour a la Villa Bellini
Partiendo desde plaza Cavour, entre palmeras y jacarandaes, se llega al Jardín Botánico, el cual posee varias plantas exóticas de grandes dimensiones. Más adelante se encuentra la Villa Bellini, definida por Julio Verne como “uno de los jardines más bellos de Europa”, que alberga un gigantesco Ficus magnolioides, declarado monumento nacional. En frente de la entrada de la villa, en donde la Via Etnea se cierra al tráfico, se puede ver una estatua de Garibaldi con una particular historia. Encargada en 1888 por el gobierno de Montevideo, Uruguay, a un escultor romano, fue rechazada por la ciudad uruguaya por el gran vientre de la estatua, detalle que agradó a los cataneses.
A pocos pasos de la Villa se encuentra el edificio de Correos, construido con motivos neobarrocos, clásicos y decó.
Plaza Duomo y fuente del elefante

Plaza Stesicoro
La existencia de una Catania romana debajo de la Via Etnea fue revelada en el siglo XVIII, cuando fue descubierto un anfiteatro romano, segundo por tamaño en Italia, después del Coliseo, en la intersección de la Etnea con plaza Stesicoro. A la izquierda de la plaza comienzan a verse los puestos de un gran mercado al aire libre, en donde se pueden comprar frutas y verduras, hasta pescados, libros o ropa interior.

Desde plaza Stesicoro hasta puerta Uzeda
Después de plaza Stesicoro, comienza el tramo de la Via Etnea llamado, por algunos, la Champs Elysées catanese, con muchos negocios tradicionales y marcas internacionales.
Superados los Quattro Canti, la intersección de Etnea con la via de Sangiuliano (de pronunciada pendiente y con coloridos laureles), se presenta el palacio Biscari, suntuosa joya del ‘700, inmortalizado en la ficción Il Bell’Antonio basado en la novela de Vitaliano Brancati, uno de los principales cultores de la Via Etnea y su vida.
Plaza Universidad

Unos pasos más y el panorama se expande, apareciendo la plaza Universidad y la plaza de la Catedral. Esta última está flanqueada por la iglesia madre, el palacio municipal, el palacio de los Chierici, la fuente del Amenano, puerta Uzeda y la fuente del elefante; todo realizado con una homogeneidad y armonía propias del genio Vaccarini. Es la representación del barroco, gracias al cual Catania se convirtió en Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

lunes, 5 de marzo de 2012

Agrigento: el Valle de los Templos


Templo de Hércules
El Valle de los Templos constituye uno de los circuitos arqueológicos más interesantes de la civilización griega en Sicilia. Declarado en 1997 Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, permite admirar los restos de una ciudad estupenda que Pindaro definió como “la más bella ciudad de los mortales”.
La ciudad fue construida por los griegos en el siglo V a.C., destruida por los cartagineses en el 406 a.C. y reconstruida por los romanos en el siglo I a.C., respetando el estilo dórico original.
El recorrido turístico comienza en el Templo de Eracle o Hércules, tal vez el más antiguo del valle, del cual quedan en pie ocho columnas. Desde aquí se puede ver la Tumba de Terone, impropiamente atribuida al tirano que llevó a Agrigento a la victoria contra los cartagineses en el 480 a.C., que en realidad es un monumento de la época romana construido para los soldados caídos en la segunda guerra púnica.

Villa Aurea
Hoy sede de las oficinas técnicas del parque, muestra en su entrada el busto del capitán inglés Alexander Hardcastle, quien en 1921 visitó el Valle de los Templos para conocer su patrimonio arqueológico. El capitán se enamoró del lugar y compró la villa, dándole el nombre de Aurea. Hoy el jardín es rico en plantas exóticas y en su interior se puede visitar la necrópolis paleocristiana. Desde aquí se tiene un magnífico panorama del mar y de la ciudad de Agrigento.

Templo de la Concordia
Templo de la Concordia
El templo debe su nombre al historiador Tommaso Fazello (1490-1570), quien encontró una inscripción en latín, aunque no se sabe con certeza a qué divinidad griega fuese dedicado el templo. En 597 fue transformado en basílica cristiana por el obispo Gregorio.
El interior y el exterior del templo estaban recubiertos de yeso blanco con elementos policromáticos. Las doce arcadas y las tumbas subterráneas se deben a la transformación del templo en basílica cristina, gracias a las cuales el edificio se encuentra en óptimo estado de conservación.

Templo de Júpiter
Fue construido en el año 480 a.C. en honor a Zeus por prisioneros cartagineses derrotados por los griegos en la batalla de Himera. Por sus dimensiones, 156 metros de largo por 56 de ancho, representa uno de los templos más grandes de la civilización clásica. La característica de este templo es la de poseer grandes columnas intercaladas con figuras gigantes, llamadas telamones.

En el valle se encuentran restos de otros templos, como el de Castor, Polluce e Giunone; además del jardín de la Kolimbreta, bien histórico natural y paisajístico.

domingo, 4 de marzo de 2012

Pistacho: el oro verde de Bronte


El pistacho de Bronte, de color verde esmeralda, es apreciado en el mundo por su aroma delicado y levemente resinoso.
Bronte es una pequeña localidad de la provincia de Catania, sobre la ladera occidental del volcán Etna. Aquí, entre valles de lava, viñedos, aceitunas y cítricos, la planta de pistacho fructifica cada dos años. De origen asiático, este árbol es de porte pequeño y se caracteriza por sus ramas retorcidas.
Sus frutos, los pistachos, son drupas ovales del tamaño de una aceituna, con una cáscara dura y leñosa que envuelve las semillas recubiertas de una película violácea. Es una planta muy resistente a los fríos invernales y a las elevadas temperaturas estivales.
La recolección, entre agosto y septiembre, es lenta y trabajosa; el terreno accidentado obliga a los campesinos a trabajar haciendo equilibrio sobre las ramas de los árboles. En un día de trabajo se pueden recoger, como máximo, 20 kilos de pistacho.

Los elevados costos de producción colocan al pistacho de Bronte en una escala de mercado de calidad superior, imposible de comparar en sus competidores más cercanos, con mucho menos sabor pero decididamente menos costosos, provenientes de Irán y Turquía.
Los pistachos con cáscara, pelados o triturados son destinados a la industria de embutidos y muy utilizado en la repostería. En Sicilia, el fruto se utiliza sobre todo en la producción de turrones, relleno de dulces, confites y helados.
La cocina típica siciliana incluye el pistacho en la preparación de primeros y segundos platos: desde las carnes hasta las pastas.
Para degustarlo, la ocasión ideal es la Fiesta del Pistacho, que se realiza cada año, justamente en Bronte,  el segundo fin de semana de octubre.