jueves, 5 de enero de 2012

La isla de Ortigia: corazón de Siracusa


Con apenas un kilómetro cuadrado, Ortigia, es el núcleo más antiguo de Siracusa, centro que por mucho tiempo fue cuna de la cultura y sede del poder en el Mediterráneo, la “ciudad ideal” de Platón y la primera ciudad griega de Sicilia.
En esta isla, conectada por un puente a tierra firme, sobran testigos de un lejano pasado, abarrotada de arquitectura griega, barroca y clásica, inmersa en un laberinto de callejuelas y escalinatas. Tan estrechas son sus callecitas, que casi se pierde de vista el mar, el cual baña todos los ángulos de este delicioso rincón.
El centro de Ortigia es la plaza Duomo, un amplio espacio de forma irregular que, gracias a la ausencia de tráfico y a su elegante pavimento, es considerado la vidriera de la ciudad. En esta plaza, el área sacra más antigua de Siracusa, se encuentra la catedral, principal edificio de la isla realizado sobreponiendo al preexistente templo griego, en honor a Athena, la estructura cristiana. Las bases del antiguo templo son aún visibles. La fachada es netamente del barroco del ‘700. Bordeando la plaza hay elegantes palacios aristocráticos como el Beneventano del Bosco y el Vermexio, hoy sede del Municipio.
El itinerario del paseo tiene algunas paradas obligadas como la fuente de Artemide, el castillo Maniace y la fuente de Aretusa, gran pileta circular coronada de cañas de papiro.

La fuente de Aretusa
Existe un episodio histórico que ha convertido a la fuente en mitológica. Fue justamente la presencia de esta vertiente de agua dulce la que favoreció el primer asentamiento en Ortigia, en el siglo XIV a.C. Los griegos rápidamente le encontraron un origen mítico, ligándola a la ninfa Aretusa, del séquito de Artemide. A esta primera tribu indígena le siguió, en el siglo VIII una colonia de griegos provenientes de Corinto.

La ciudad creció rápidamente: apenas 70 años después de su fundación, Siracusa ya había fundado a su alrededor otras tres colonias. En un par de siglos se convirtió en una de las ciudades más poderosas del Mediterráneo y era considerada a la par de Atenas.
Si bien todos los puntos de interés arqueológico se encuentran fuera de Ortigia, en la isla son evidentes las huellas de las distintas civilizaciones, siguiendo las vicisitudes de la tormentosa historia siciliana.

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